Mercedes de Jesús Molina
Mercedes
de
Jesús Molina Y Ayala.- Nació en Baba, población perteneciente en esa época a la
provincia de Guayaquil (hoy provincia de Los Ríos), el 20 de febrero de 1828, hija de don Miguel Molina y Arbeláez y de doña Rosa Ayala y Aguilar. Fue bautizada el 5 de marzo del mismo año.
Dos años más tarde murió su padre, por lo que con su madre se trasladó a vivir a Guayaquil, donde ingresó a estudiar en una de las escuela de la ciudad. Por esa época su madre le enseñó a rezar y a conocer la doctrina cristiana.
A
los
quince años de edad sufrió el gran dolor de perder a su madre; era entonces una
bella jovencita que atraía poderosamente a muchos gentiles galanes que rondaban
su casa con pretensiones amorosas, pero en 1849, cuando acababa de cumplir
veintiún años, renunció a un brillante matrimonio, y al frente de un asilo de
huérfanos se dedicó a la acción social y evangélica. Entonces repartió todos
los bienes que había heredado de sus padres -destinándolos a obras para los
pobres-, y colaboró con la incipiente Junta de Beneficencia de Guayaquil.
Mercedes
se entregó por entero a Dios y emitió votos de virginidad perpetua tomando el
camino del sacrificio, la bondad, la oración y la meditación. Sucedió entonces
que estando en oración contemplativa, siguiendo los pasos de Mariana de Jesús a
quien imitaba en su amor a Dios, éste le manifestó, a través de un rosal
florido, que fundaría un colegio religioso.
En
1862 comenzó a levitar cuando oraba, perdía los sentidos y entraba en éxtasis
después de comulgar. Al año siguiente su fama de beata se extendió por toda la
ciudad ocasionando los más variados comentarios. Fue justamente por esa época
cuando conoció a Narcisa de Jesús Martillo Morán, con quien compartió su casa
por largo tiempo para ayudarse mutuamente en el camino de la cruz, y practicar
juntas la virtud, la oración y la penitencia.